miércoles, 12 de octubre de 2011

PINGÜINOS EN LA CAMA

Llego octubre y el añorado otoño por muchos de nosotros, y no tanto por los que aun intentan disfrutar de los últimos coletazos del buen tiempo otoñal. Aunque con estas temperaturas locas en pleno otoño podemos disfrutar aun del verano.

Ahí dejo este otro escrito más, acompañado de la música de “Sergio Dalma, A buena hora”

PINGÜINOS EN LA CAMA

Solo tenemos que abrir el periódico para darnos cuenta de la preocupación constante de los políticos por los resultados estadísticos para poder hacer sus planificaciones. Se usan demasiadas estadísticas, llegando al punto de emplearlas para averiguar el porcentaje del fracaso matrimonial. Si señores, se nota que el matrimonio también pasa por tiempos críticos. Interrogantes de: ¿Por qué fracasan los matrimonios? ¿Será por ser una institución legal el matrimonio? ¿Es que el amor se ha escapado por patas? Miles son las explicaciones de los gabinetes de psicólogos matrimoniales. Las respuestas no convencen. Mejor es sintonizar la radio y escuchar confesiones de secretos que estaban bajo el felpudo de la puerta de casa, y hoy se airean…

Sin darnos cuenta, hoy podemos estar desayunando al lado de alguna de estas personas en la cafetería donde desayunas todas las madrugadas, viajar en su compañía en el autobús, tren…

Un día estas personas se casaron por amor, con ilusión de formar un hogar, y proteger ese amor. Pero entre tanto pensar, se olvidaron de lo importante. Cuidar y construir una relación estable, rica y madura día a día hasta la muerte. Pero todo se difumina. Se palpa el frío, la soledad que hay entre esos dos témpanos de hielo, dos pingüinos en la cama. Hoy están a cientos de quilómetros, y fingen que todo está perfecto en ese colchón de látex.

Lo peor viene cuando hay niños de por medio, y sino los hay, se plantea el dilema ¿Esto de quien es? Sino te importa me lo quedaré…Hoy son cajas de cartón amontonadas en la entrada de casa, de esa casa que sabe tanto, cansada de discusiones, portazos, gritos, peleas…

¿Cómo puede haber tanto desencanto provocado por el paso de los años? ¿Cómo se llega a contar tantas infidelidades en un programa radiofónico? ¿No hay miedo a que se sepa la verdad? ¿Qué ha pasado con el amor predestinado, con esa media naranja?

Solo puedo pensar que aun existe la magia de ese amor de cuentos, donde se busca el amor de verdad, eso de no poder vivir sin la otra persona.