viernes, 22 de julio de 2011

BILLETE DE PARTIDA

Ya hace demasiado tiempo que no escribo nada. Así que iba siendo hora de volver a dejar algo escrito después de tantos meses sin apenas escribir nada. Espero que estas lineas nos hagan a todos reflexionar un poco más, y darnos cuenta de lo rápido que pasa el tiempo.
Ahí os dejo un vídeo sobre el alzheimer.

Billete de Partida
Una vez más vuelvo a escribir sobre lo absurdo de la enfermedad del alzhéimer, enfermedad que nos está llevando a nuestros abuelos, familiares, amigos, etcétera.
Esta enfermedad empieza por pequeños olvidos, hasta avanzar a pasos agigantados, como un monstruo que se va apoderando de tus recuerdos, de esos momentos que se difuminan en tu memoria. No se encuentra un tratamiento eficaz para erradicar el deterioro definitivamente.
Abuela, hoy te veo dormir plácidamente la siesta. Me siento tu guardián, como tú alguna vez hacías en mi niñez. Siento necesidad de cuidarte, protegerte, de compartir tus miedos y afrontarlos juntas.
Cada día el abuelo y los que te queremos te acompañamos en lo absurdo y superfluo que empiezan a ser las cosas para ti. Podría mentir, decir que no tengo miedo. Me engañaría. Pero sé que tengo fuerzas para luchar a tu lado, y descubrir la vida desde otra ventana. Tú luchaste y trabajaste duro en la vida por sacar adelante a los tuyos. Con tu gracia e ironía me haces sentirme más cómplice tuya en esas tardes que pasamos juntas. Sé que el alzhéimer nos lleva ventaja en este siglo, pero algún día ganaremos la batalla. Pienso que ese día está cerca.
Cuántas tardes escucho tus historias de juventud, de cómo ha cambiado todo con el paso de los años, tantas historias, canciones y momentos hay dentro de tu cerebro.
Te pregunto si estas cómoda, si te hace falta algo. Y me dices con cariño e ironía: "Estou como un rei na cesta". Me siento a tu lado y hablamos del tiempo, de lo que has hecho hoy. Pero en tu recuerdo perdura aquel pasado que hoy está muy presente para ti.
Vienen a mi mente momentos de la infancia, en las veces que en un descuido tuyo, con discreción e ingenio arrancaba alguna de tus flores de esos maceteros que siempre estaban en mi punto de mira, por sus colores llamativos. Cuántas veces me decías que eso no lo hiciese, que estaba mal, y ahora soy yo la que te dice cuidado, abuela.
Te quiero abuela Carmen, ojalá otros aprendiesen a quererte y acompañarte en esta aventura en la que sacamos un billete de salida y no sabemos a dónde llegaremos.
Luchar a su lado, quererlos incondicionalmente, dependerá de cada uno de nosotros: de ti, de mí, de aquel. Y hacerles ver que no están solos en esta aventura. Solo digo y os digo: ¡Tú decides! Yo ya lo hice.